“Recuerdos del Circo"

 

El Circo ha buscado siempre lo espectacular y lo difícil. Y siempre hay alguien en sus filas que hace trabajar la imaginación para conseguir esos números que le convierten en máxima atracción mundial.
¡¡LLEGA EL CIRCO! !...¡YA SE VA EL CIRCO!
Esos son los dos gritos habituales que anuncian la arribada o la marcha del que ha sido llamado “el mayor espectáculo del mundo”.
Cuando el Circo sentaba sus reales, cuando las lonas habían sido levantadas hasta constituir una enorme bóveda que abrigaba las pistas a cuyo alrededor se alineaban las sillas de los espectadores, por si esta presencia no fuese suficiente para llamar la atención de los habitantes del lugar, el Circo desplegaba sus fuerzas en un vistoso pasacalle, o desfile, a fin de impresionar a quienes deseaba atraer a su seno para que asistieran al espectáculo, montado sobre la base del esfuerzo y del sacrificio de muchos.
Una de las características mas apropiadas del espectáculo circense es la enorme variedad que ofrecen sus números y, sobre todo, las alternativas por las que pasa el ánimo del espectador, sobrecogido unas veces ante lo peligroso del número que contempla o impresionado por la vistosidad del mismo, para pasar luego, sin apenas transición, a la hilaridad que en él despiertan los payasos.
Variedad, orden, calidad, “suspense”, tensión, vistosidad, éstas y muchas más son las características que se encuentran en el espectáculo circense. Sin embargo resulta menos que imposible hacer una relación exacta de todos y cada uno de los números que se presentan en el Circo. Al igual que existen muchas variedades en aquellos, hay también diferentes organizaciones circenses, y así como los artistas tienen a gala no sólo el no plagiar la actuación del otro, sino el tratar de superar lo realizado por sus antecesores, también los circos compiten buscando la originalidad y la innovación en la presentación de su espectáculo. Por estas razones sólo podemos detallar aquellos números que, por distintas causas, han impresionado nuestra imaginación.

La palabra “CIRCO”, derivada de la latina “circus”, implica ya esa forma redonda de su pista; pero, además, tiene el carácter evocador de las cosas añejas, de las cosas que no son improvisadas, sino que se han ido forjando gracias al lento correr del tiempo.

La HISTORIA DEL CIRCO está cuajada de notas relevantes, de detalles emocionantes, de desafíos al peligro y a la misma muerte. Y todo ello realizado con la alegre impavidez de los valientes, para quienes el riesgo se convierte en un compañero habitual.

El CIRCO, además tiene un carácter eminentemente vagabundo; y es gracias a esa cualidad que los espectadores de todas las latitudes pueden, año tras otro, aplaudir a los artistas circenses, incansables peregrinos del arte de la risa y de la diversión.

El Circo ha buscado siempre lo espectacular y lo difícil. Y siempre hay alguien en sus filas que hace trabajar la imaginación para conseguir esos números que le convierten en máxima atracción mundial.
¡¡LLEGA EL CIRCO! !...¡YA SE VA EL CIRCO!
Esos son los dos gritos habituales que anuncian la arribada o la marcha del que ha sido llamado “el mayor espectáculo del mundo”.
Cuando el Circo sentaba sus reales, cuando las lonas habían sido levantadas hasta constituir una enorme bóveda que abrigaba las pistas a cuyo alrededor se alineaban las sillas de los espectadores, por si esta presencia no fuese suficiente para llamar la atención de los habitantes del lugar, el Circo desplegaba sus fuerzas en un vistoso pasacalle, o desfile, a fin de impresionar a quienes deseaba atraer a su seno para que asistieran al espectáculo, montado sobre la base del esfuerzo y del sacrificio de muchos.
Una de las características mas apropiadas del espectáculo circense es la enorme variedad que ofrecen sus números y, sobre todo, las alternativas por las que pasa el ánimo del espectador, sobrecogido unas veces ante lo peligroso del número que contempla o impresionado por la vistosidad del mismo, para pasar luego, sin apenas transición, a la hilaridad que en él despiertan los payasos.
Variedad, orden, calidad, “suspense”, tensión, vistosidad, éstas y muchas más son las características que se encuentran en el espectáculo circense. Sin embargo resulta menos que imposible hacer una relación exacta de todos y cada uno de los números que se presentan en el Circo. Al igual que existen muchas variedades en aquellos, hay también diferentes organizaciones circenses, y así como los artistas tienen a gala no sólo el no plagiar la actuación del otro, sino el tratar de superar lo realizado por sus antecesores, también los circos compiten buscando la originalidad y la innovación en la presentación de su espectáculo. Por estas razones sólo podemos detallar aquellos números que, por distintas causas, han impresionado nuestra imaginación.

La palabra “CIRCO”, derivada de la latina “circus”, implica ya esa forma redonda de su pista; pero, además, tiene el carácter evocador de las cosas añejas, de las cosas que no son improvisadas, sino que se han ido forjando gracias al lento correr del tiempo.

La HISTORIA DEL CIRCO está cuajada de notas relevantes, de detalles emocionantes, de desafíos al peligro y a la misma muerte. Y todo ello realizado con la alegre impavidez de los valientes, para quienes el riesgo se convierte en un compañero habitual.

El CIRCO, además tiene un carácter eminentemente vagabundo; y es gracias a esa cualidad que los espectadores de todas las latitudes pueden, año tras otro, aplaudir a los artistas circenses, incansables peregrinos del arte de la risa y de la diversión.